La Renovación es una corriente de gracia que, suscitada por el Espíritu Santo, ha surgido dentro de la Iglesia, y renueva las gracias de los sacramentos de la iniciación cristiana, actualiza las experiencias y gracias de Pentecostés y tiende a transformar toda la vida cristiana.
Por medio del Bautismo en el Espíritu, el mismo Espíritu de Dios nos conduce a un encuentro personal con Cristo resucitado, que es lo que realmente transforma la vida, nos hace auténticos cristianos y nos lleva a vivir de manera vivencial la realidad del Cuerpo de Cristo.
San Juan Pablo II definió así a la Renovación Carismática:
“ES UNA MANIFESTACIÓN ELOCUENTE DE LA VITALIDAD SIEMPRE JOVEN DE LA IGLESIA, UNA EXPRESIÓN VIGOROSA DE LO QUE EL ESPÍRITU ESTÁ DICIENDO A LAS IGLESIAS AL FINAL DEL SEGUNDO MILENO”.
Para comprender la Renovación en el Espíritu, hay que asomarse a la experiencia de los Apóstoles en Pentecostés. El Cenáculo es el lugar donde los cristianos se dejan transformar por la oración, en torno a María, para acoger al Espíritu. Y es también el lugar de donde salen para llevar “hasta los confines de la tierra” el fuego de Pentecostés.
La misión de la Renovación Carismática es hacer presente hoy en el mundo la experiencia de Pentecostés. Confirma así su vocación de servicio a la Iglesia, que fue enriquecida con los carismas del Espíritu desde su nacimiento en el Cenáculo.
El Papa Francisco confirmó el Carisma de la Renovación Carismática en las palabras que pronunció con motivo de la celebración del 50 aniversario: “Compartir con todos en la Iglesia el bautismo en el Espíritu Santo, alabar al Señor sin cesar, caminar juntos con cristianos de diferentes iglesias y comunidades cristianas en la oración y en la acción por los más necesitados; servir a los más necesitados y enfermos, esto espera la Iglesia y el Papa de vosotros, Renovación Carismática Católica, de todos vosotros, de todos vosotros que habéis entrado en esta corriente de gracia”.
EL SER DE LA RENOVACIÓN CARISMÁTICA CATÓLICA
La Renovación Carismática Católica (RCC) es una conversión y entrega constante a Dios, una docilidad creciente al Espíritu Santo. De allí que, para la Iglesia, la Renovación es un Pentecostés actual para renovar la Iglesia de hoy. La RCC, más que ser un movimiento en la Iglesia, es la Iglesia en movimiento.
En ese sentido se expresó el cardenal J. Suenens cuando escribió en su Carta Pastoral para Pentecostés de 1973 lo siguiente: “Digamos de una vez que no se trata de un Movimiento nuevo en el sentido usual del término, sino de una corriente de gracias que el Espíritu Santo hace surgir por todas partes. La Renovación Carismática no es un movimiento, sino el moverse del Espíritu Santo”.
Sin fundador, sin especiales compromisos, la Renovación nos ha permitido descubrir de nuevo esa profundidad del corazón donde Dios vive. Y, con ella, el asombro de las conversiones personales, el resurgir de la oración, la lectura enriquecedora de la Biblia y la liberación alegre de la alabanza.
Por eso es posible anunciar hoy a los que tienen sed, a los que buscan, a los que presienten algo más; que hay un lugar vivo en la Iglesia: LA RENOVACIÓN CARISMÁTICA CATÓLICA.
La forman grupos de todas las edades y condiciones: casados, solteros, religiosos, jóvenes y mayores. Que desean vivir la buena noticia del Evangelio dando al mundo un testimonio de luz y esperanza.
QUE HACER DE LA RENOVACIÓN CARISMÁTICA CATÓLICA
Fomentar una madurez y conversión personal continua a Jesucristo Nuestro Señor, logrando que cada cristiano viva la vida abundantemente mediante la vivencia en una comunidad de fe, sea en un grupo de oración, asamblea, encuentro, talleres, semanario de vida en el Espíritu Santo, como conociendo el kerigma para regresar a la casa del padre mediante una evangelización continua y permanente, aceptando a Jesús como Señor y Salvador.
Los objetivos centrales de la Renovación carismática católica, consisten en:
- Promover una conversión personal, madura y continua, a Jesu-Cristo, nuestro Señor y Salvador.
- Propiciar una apertura decisiva hacia la persona del Espíritu Santo, su presencia y su poder.
Con frecuencia estas dos gracias espirituales se experimentan a la vez en lo que se llama, en diferentes partes del mundo, «Un bautismo en el Espíritu Santo», o «un dejar actuar libremente al Espíritu Santo», o «una renovación del Espíritu Santo».
- Fomentar la recepción y el uso de los dones espirituales (carismas), no solamente en la Renovación carismática sino también en la Iglesia entera. Estos dones, ordinarios y extraordinarios, se encuentran abundantemente en laicos, religiosos y clérigos. Su justa comprensión y uso correcto, en armonía con otros elementos de vida de la Iglesia, son una fuente de fuerza para los cristianos en camino hacia la santidad y en el cumplimiento de su misión.
- Animar la obra de evangelización en el poder del Espíritu Santo, incluyendo la evangelización de quienes no pertenecen a Iglesia, la reevangelización de cristianos de nombre, evangelización de la cultura y de las estructuras sociales. La Renovación promueve especialmente la participación en la misión de Iglesia, proclamando el evangelio con palabras y obras, y dando testimonio de Jesucristo mediante la vida personal y aquellas obras de fe y justicia a las que cada uno está llamado.
- Impulsar el crecimiento progresivo en santidad, a través de la correcta integración de estos dones carismáticos con la vida plena de la Iglesia. Esto se realiza mediante la participación en una rica vida sacramental y litúrgica, el aprecio por la tradición de la oración y espiritualidad católicas, la progresiva formación en la doctrina católica guiada por el Magisterio de la Iglesia, y la participación en el plan pastoral de la Iglesia.
Los objetivos y los proyectos que de allí proceden, han marcado a la Renovación carismática católica en los individuos, los grupos de oración, las comunidades, los equipos de servicio locales, diocesanos y nacionales, y los ministerios.
Estamos organizados con un Consejo de Ancianos, Grupos de Oración, Ministerio de Sanación, Ministerio de Enseñanza, Ministerio de Pastoreo, Ministerio de Misericordia, Ministerio de Alabanza y Ministerio de Cocina. Cada grupo de oración tiene un pastor responsable de guiar a las ovejas; y cada Ministerio tiene un coordinador.